Test Drive • Honda CR-V EXT: El peso de la experiencia
La industria suele entregar al menos un modelo emblemático por marca, el que luego, con el transcurso de los años y las generaciones, se recibe de clásico al margen de que se vaya renovando. Esa es la trayectoria que otorga un plus al producto en cuestión. Podemos coincidir sin polemizar demasiado que en el caso de Honda a ese rol lo tienen el Civic entre los sedanes medianos y el CR-V, en la categoría de los SUV. Un vanguardista de los todoterreno livianos que, cuando llegó en 1997, supo encontrar su lugar de privilegio en el mercado a base de imagen, aptitudes y confiabilidad. Con el paso del tiempo y la explosión de este tipo de carrocerías, se mantuvo muy vigente y ya con la tercera generación (2007) logró potenciar su presencia mediante un diseño sumamente atractivo. Ahora retoma su trayectoria con esta quinta edición que se importa desde tierras estadounidenses, a diferencia de la anterior que venía vía México.
Nuevo por fuera y por dentro.
Lo primero que se advierte es la reformulación en el diseño que lo pone en sintonía con el lenguaje estilístico de la nueva era Honda, aunque guarda ciertos guiños de su predecesor. Parrilla más poderosa, paragolpes más envolventes, nuevos faros con luces full LED, flamantes llantas de 18 pulgadas y portón más ópticas renovadas en la parte trasera, son los rasgos destacables que se ven a simple vista. Lo que no se ve, pero no por eso menos importante, es la nueva plataforma que utiliza con la que gana rigidez estructural, baja el centro de gravedad –redunda en un mejor comportamiento- y también adelgaza unos kilos.
El aumento en la distancia entre ejes es otro de los beneficios de este estreno, con lo que consigue mejorar la habitabilidad en las plazas traseras. Y ya que avanzamos hacia el interior, es para destacar que quienes viajen en los asientos posteriores podrán reclinar los respaldos y tendrán amplio espacio para las piernas y altura al techo. La calidad de materiales y el esmero en las terminaciones son dos de los puntos altos del CR-V. La butaca del conductor cuenta con ajuste eléctrico y memoria, mientras que la columna de dirección lo hace en altura y profundidad, para garantizar la obtención de una posición a gusto.
Dentro del equipamiento se destacan seis airbags, Head Up Display (refleja info de viaje en el parabrisas), climatizador bizona, monitoreo de presión de neumáticos, alerta de fatiga del conductor, llave inteligente, botón de arranque, sensores de estacionamiento traseros, cámara de retroceso con guías móviles, y un moderno sistema multimedia con generosa pantalla táctil, aunque algo lenta y no del todo intuitiva. Controles de tracción y estabilidad, asistente de arranque en pendientes y anclajes Isofix completan la dotación.
Se ofrece en una única versión con equipamiento full, caja automática y tracción integral.
Impulso turbo
En lugar del aspirado 2.4 de 175 caballos, ahora monta un nuevo propulsor naftero 1.5 con turbo que entrega 190 CV de potencia. Este cuatro cilindros desarrolla un torque de 24,5 kgm entre las 2.000 y 5.000 rpm, con lo que asegura elasticidad en la mayor parte del rango del tacómetro. Su compañera es la caja automática de variador continuo (CVT) con siete pseudo marchas, que en modo manual se pueden gestionar desde las levas al volante. Las prestaciones son correctas y lógicas para el tipo de vehículo y estructura, ya que consigue el 0-100 km/h en 9,3 segundos y consumos de 7,1 l/100 km en ruta y 12,2 en ciudad.
Comportamiento
Al estar dotado de sistema de tracción integral permanente –con reparto automático- y tener un buen despeje, califica como para bajar del asfalto y transitar por la tierra, el ripio o el barro sin inconvenientes, aunque no hay que olvidar que es un 4x4 “light” y no muy recomendable para incursiones extremas en médanos o terrenos rocosos. Las suspensiones independientes fueron calibradas para que el confort sea la constante y… vaya sí que lo consigue. Un vehículo suave, con dirección liviana y precisa –radio de giro acotado- e insonorización de alto nivel. En ruta viaja firme, con solvencia y entra en curvas con escasas inclinaciones. Ergo: la experiencia de manejo es de lo más agradable.
El nuevo CR-V llegó para retomar un camino exitoso, que supo trazar con sólidos argumentos como calidad, buen comportamiento y respaldo de marca. Con esos valores, más un plus tecnológico y una vuelta de rosca al diseño, la quinta generación buscará escribir sus propias páginas dentro de esta rica e interesante historia.•
Fotos: Andrés Canet
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