Test Drive • Ferrari 488 Spider: El comienzo de una nuevar era
Es necesario ir a la década de los 80 para encontrar un cavallino turbo, nada menos que en las legendarios 288 GTO y F40. Sólo que esta vez lo hace dotando a su creación de un exquisito lujo y confort a bordo.
Una vez más Ferrari me ha confiado uno de sus cavallinos para probarlo. En esta ocasión, en la gigantesca ciudad de Los Ángeles, pude disponer por tres días de la variante Spider o “descapotable” de su modelo estrella: la 488. Un deportivo biplaza con un pedigree irreprochable, sucesor de la 458 Italia y descendiente directo de la zaga más exitosa de la casa de Maranello que viene a romper con la tradición de motorizaciones atmosféricas utilizando por primera vez un doble turbo en un V8 de disposición central. Con esta novedad, deja su propia marca, convirtiéndose en el descapotable de techo retráctil más potente en la historia del Cavallino Rampante.
Aunque técnicamente ya hayan existido otros Ferrari de 8 cilindros con turbocompresor (como las legendarias 288 GTO y F40, entre otras), lo cierto es que la casa de Maranello siempre ha sido reticente acerca del downsizing y a sobrealimentar los motores de sus creaciones de serie. La idea de la vieja escuela de motores atmosféricos, comienza a cambiar recién en el 2010, con Amadeo Felisa, máximo responsable ejecutivo, por su visión de un futuro sobrealimentado para los motores 8 cilindros y una hibridación para los legendarios V12. Amadeo hoy está retirado, pero dejó un legado inequívoco. Basta con revisar el portfolio actual de productos de Ferrari para darse cuenta que una nueva era ha comenzado para los tifosi.
Volviendo a la 488 Spider, mi mayor miedo al momento de recibir el auto era encontrarme con un sonido muy diferente al que nos tiene acostumbrados Ferrari –metálico e identificable a distancia– , ahora interferido por el accionar del turbo. Faltando sólo unos minutos dejé mi habitación, desayuné rápidamente y me dispuse a esperar la tan deseada entrega. Con la llave en mi poder, no perdí tiempo para comenzar a responder mis inquietudes y salí a dar un paseo al volante de la 488 Spider.
Lo primero que llamó mi atención fue el nivel de acabado, los detalles y la cantidad de elementos de fibra de carbono en el interior. Como siempre pensé, era una materia pendiente para Ferrari, que a partir de la 458 Italia demostró una mejora considerable. La ergometría de su habitáculo apunta sin disimulo hacia el conductor, con los mandos distribuidos al alcance de su mano aunque algo desparramados. Un cambio interesante es la ubicación de la bocina que pasó de alojarse en la circunferencia del volante en la 458 Italia –accionándose accidentalmente cada vez que se realizaba una maniobra de estacionamiento–, a una ubicación central mucho más eficiente y desde ya menos molesta en esta nueva 488.
En modo wet, a la mitad de una curva podrá aplicar sin contemplaciones el acelerador y la electrónica se ocupará de entregar la potencia exacta evitando cualquier deslizamiento.
En la primera jornada de conducción llevé a esta belleza italiana a pasear por los alrededores de la ciudad. Partí desde West Hollywood para recorrer Burbank, Glendale y Pasadena en un caótico jueves que apenas me permitió experimentar algo de su enorme potencial, pero que sirvió para demostrarme que se trata de un vehículo que puede ser usado diariamente en el tránsito urbano. Reconozco que no es la mejor opción, pero les aseguro que podrían acostumbrarse. Dispone de diferentes opciones para configurar la dureza de la suspensión cómo también de diferentes seteos para la dirección electrónica y la transmisión, que junto a la inexplicable sensación de conducir una Ferrari amenizan la fatiga y dibujan una sonrisa en el rostro del conductor.
El famoso Manettino es el responsable principal de los diversos modos de conducción que se deseen. En seco, las opciones comienzan con el modo Sport. Ferrari no se anda con vueltas con modos Confort, si desean suavidad en el andar mejor apunten a Rolls Royce. En esta modalidad todos los dispositivos de ayuda a la conducción funcionan ofreciendo el máximo nivel de adherencia, y a no ser que intenten romper las leyes de la física descaradamente no tendrán que preocuparse por mantener los cuatro neumáticos dentro de la cinta asfáltica. La dirección presenta una suavidad ideal para conducir por la ciudad, la transmisión efectúa los cambios de marcha con menos emoción y el sonido permite pasar por la puerta de un geriátrico sin despertar a los abuelos.
Al día siguiente me esperaba la verdadera prueba de esta 488 Spider. El recorrido programado tenía todos los condimentos para una jornada increíble. Autopistas y caminos de montaña por las colinas del Angeles National Forest al norte de Los Ángeles, con lluvia intermitente, me permitieron comprobar las bondades del modo Wet, ideal para condiciones de baja adherencia ya sea por presencia de agua, nieve o tierra. Era la primera vez que tenía la oportunidad de conducir una Ferrari en estas condiciones, y los nervios ante la posibilidad de dañarla estaban a flor de piel. Pero con el pasar de los kilómetros fui descubriendo sus posibilidades bajo estas condiciones y comencé a disfrutar de un manejo muy divertido.
Dominar los 670 CV de potencia sobre suelo mojado, transferidos al asfalto únicamente a través del eje trasero, no es para cualquiera. Por ello en Maranello ajustaron y perfeccionaron el modo Wet para que casi cualquier mortal pueda disfrutar sin sobresaltos de este biplaza. Si uno toma la precaución de primero ingresar en la curva, a la mitad de ella podrá aplicar sin contemplaciones el acelerador que la electrónica se ocupará de entregar la potencia exacta y evitará cualquier deslizamiento.
Aguardando a que la lluvia cesara en los caminos del Angeles National Forest de Los Angeles para sacar el máximo provecho a los 670 cv.
Como si Dios supiera que debajo de su dominio celestial me encontraba yo al volante de una Ferrari, los primeros rayos de sol aparecieron para secar paulatinamente el asfalto y entregarme por un momento la posibilidad de exprimirla llevando el Manettino a la posición Race. Los ajustes modifican la dirección volviéndola más firme y directa, la suspensión se endurece, los cambios de marcha se suceden con vértigo y el sonido del motor se transforma en un rugido leonino. En este modo, la 488 Spider comienza a despertarse y ofrece la máxima performance y estabilidad posible.
Lo primero que probé fue el Launch Control, un dispositivo electrónico que perfecciona la partida desde cero, alcanzando los 100 km/h en apenas 3 segundos. La sucesión de cambios es asombrosa, por lejos la mejor transmisión de doble embrague que he probado en mi vida. Esta evolución es hasta un 30% más rápida en cambios ascendentes y hasta un 40% más rápida en los descendentes que la 458 Italia, su antecesora.
Pero lo más asombroso es el comportamiento del chasis. Confeccionado con diferentes aleaciones de aluminio, conserva la misma resistencia estructural y de torsión que la versión coupé, la 488 GTB, algo que muy pocos convertibles logran. Entrelazar las sucesivas curvas de este camino de montaña resultó formidable gracias al control del ángulo SSC2 o Side Slip Control 2, un sistema que permite al conductor menos experimentado disfrutar casi tanto como el más experto. Sus cinco acelerómetros miden constantemente las condiciones del vehículo y actúan en consecuencia. Por ejemplo, al ingresar a una curva, endurece las suspensiones del eje delantero para evitar su hundimiento y hace lo propio con el eje posterior a la salida para evitar el mismo efecto, permitiendo aplicar toda la potencia con certeza.
Habiendo tomado confianza en el modo Race, pasé a la siguiente opción CT off para ir más allá. Este modo permite excederse de manera controlada y disfrutar de una conducción que apunta al divertimento y no a bajar tiempos en circuito, pudiendo realizar derrapes controlados sin contar con un master en drifting. Aquí la 488 Spider ofrece todo su potencial de aceleración a la salida de las curvas con una precisión quirúrgica y un feeling milimétrico en el acelerador. La electrónica se convierte en una aliada que nos da cierta libertad de expresión hasta que se ve obligada a censurar nuestra arrogancia. Y si nos vemos excedidos siempre podremos contar con el brutal poder de frenado proveniente de un generoso sistema de frenos carbono-cerámicos Brembo infatigable.
Luego de un buen rato buscando el límite lo encontré y la electrónica me recordó hasta dónde me dejaría jugar. Entendido esto, el disfrute estuvo garantizado y la Ferrari regresó intacta, sin necesidad de explorar la opción ESC off del Manettino. Este modo deja todo en nuestras manos y pies al desconectar todas las ayudas electrónicas, valiéndonos exclusivamente de nuestra mesura o habilidad al volante. Recomendamos utilizar esta opción sólo dentro de un circuito, lugar natural para liberar a la bestia.
Al refinado diseño se suma un nuevo color llamado Blu Corsa que no le permite pasar inadvertida.
Ferrari confirmó que todos sus nuevos modelos V8 serán turboalimentados, y los V12 con incorporación de tecnología híbrida. En ambos casos se trata de ajustarse a las normativas y regulaciones actuales referentes a consumos y contaminación ambiental. Pero hay muchas maneras de aplicar esta tecnología. En el caso de los sobrealimentadores, recae sobre ellos la presunción de ser sorpresivos y de entregar ese plus de potencia de manera incontrolable y descarada, provocando en ocasiones algo más que un susto. No sé cómo habrá hecho Ferrari para eliminar casi por completo esa sensación de patada en la espalda cuando interviene el turbo. Aunque también debo admitir que el sonido final de la 488 Spider redujo su espectacularidad en relación a su antecesora, si bien mantiene intacta su capacidad de enamoramiento.
Pero uno se enamora de una Ferrari no sólo por las prestaciones o el característico sonido de sus motores. Sus líneas han sido siempre y aún lo son, culto de su devoción. De la mano de los mejores diseñadores, la mayoría italianos como Pininfarina, Giuggiaro, Scaglietti, Bertone y Vignale, Ferrari ha deslumbrado a lo largo de su historia con creaciones majestuosas. La 488 Spider hace honor a este difícil reto de maravillar a primera vista con una silueta fluida y detalles aerodinámicos por doquier que la vuelven irresistible. Al refinado diseño se suma un nuevo color llamado Blu Corsa que no le permite pasar inadvertida, incluso en una ciudad acostumbrada a toparse con superdeportivos en cada esquina. Una combinación perfecta que me hizo sentir una estrella de Hollywood, al menos por unos días•
Fotos: Marcelo Barello / Andrés Canet
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