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Maserati Levante S Q4: Picadora de asfalto


Las ciudadas de San Diego y Palm Spring, Estados Unidos, están unidas por zigzagueantes y bellísimos caminos entre colinas típicos del sur de California, o por aburridas y planas autopistas. Disponiendo de un Maserati Levante SQ4, que ofrece carácter y agilidad, además de un V6 Twin-Turbo de 3 litros que pide mucha guerra, la decisión de cuál camino tomar era más fácil que la que tuvo Caperucita Roja para llegar a la casa de su abuela. Necesitaba un lugar donde probar y disfrutar, las bondades de este SUV en condiciones más lúdicas. Por ello optamos por tomar rutas poco transitadas que nos llevaron entre parques naturales, lagos y ranchos sacados de películas hollywoodenses. La salida de San Diego la hicimos por autopista, al igual que la llegada a Palm Springs, todo lo demás fue deleite puro. Este primer tramo sirvió para presentarnos, para tomarnos confianza mutuamente, como si se tratara de un ser viviente. Sirvió además para prestar atención al entorno que rodea al conductor, y apreciar el nivel de acabado y de materiales disponibles, destacándose la gran presencia de fibra de carbono, cuero de excelente calidad y costuras en color rojo que resaltan su carácter. Sorprende la ausencia de alcántara, rasgo distintivo de vehículos de estirpe deportivo, pero entendible para un SUV de uso diario por el fácil deterioro que sufre este material. La posición de manejo es superlativa, con innumerables configuraciones combinadas entre butaca y columna de dirección que garantizan una perfecta posición de manejo para todos los gustos. Hablar de su equipamiento de seguridad o de confort resultaría obseno. Obviamente cuenta con todo lo que un producto de su categoría debe ofrecer y más. Los botones están donde la mano va a buscarlos, pero entre todos ellos hay algunos que utilizamos más. Cada vez que se pone en marcha este bólido lo hace en moto Normal y Automático por default, algo que no podía tolerar. Ese botoncito con la M grabada y el de modo Sport poseían una atracción magnética hacia mi dedo índice. Al accionar este último dos veces cambia radicalmente la configuración. La dirección y el acelerador de vuelven más sensibles y directos, la suspensión se endurece y la electrónica a cargo de la seguridad activa se vuelve más permisiva. Pero el cambio más notable es el sonido del motor que pasa de un suave ronroneo citadino a un rugido salvaje y explosivo. Otros dispositivos de gran ayuda y uso fueron el control de crucero adaptativo, muy útil al conducir por autopistas congestionadas y que frena el vehículo a cero si es necesario con total autonomía; las butacas climatizadas, que pueden utilizarse en modo calefacción o ventilación optimizando el confort a bordo y el asistente de punto ciego, una luz amarilla ubicada en el interior de los espejos laterales que se enciende cuando detecta la presencia de un vehículo que escapa a nuestros ojos circulando por detrás del pilar B, un ítem de seguridad activa más que interesante teniendo en cuenta las dimensiones de este SUV, que alcanza los cinco metros de largo y casi dos metros de ancho. Con esteas cotas, las plazas traseras obviamente son amplias y confortables y no tendrán problemas para acomodar a sus pasajeros ni su equipaje en el compartimiento del baúl. El V6 de origen Ferrari produce escalofíos desde su puesta en marcha, la transmisión automática secuencial de ocho marchas entrega cosquillas al accionas las levas detrás del volante y los 430 CV transferidos al asfalto a través de unos generosos neumáticos que parecen rodillos producen tanta adrenalina que puede olerse en el habitáculo. Acelera de 0 a 100 km/h en apenas 5.2 segundos, una cifra sorprendete si tenemos en cuenta que pesa 2.100 kg. El agarre de sus neumáticos de 21 pulgadas, en medidas diferencias en ambos ejes (265/40 adelante y 295/35 atrás), y la tracción integral Q4 que puede entregar hasta el 50% de la potencia al eje delantero en 0,001 segundos son en gran parte los resposables de este registro. La transmisión hace el resto, sucediendo las marchas en milisegundos, detonando contraexplosivos que aceleran también a nuestro corazón. La velocidad máxima es de 264 km/h, algo que no sabía al momento de conducirla y que sin querer alcancé durante un tramo recto en medio del desértico Parque Estatal de Ocotillo Wells, sin el más mínimo de síntoma de estar al límite. Evidentemente el Levante está capacitado para afrontar la incorporación de un propulsor mayor, tal vez un V8 que supere los 600 CV. Le sobra chasis para lo que tiene en la actualidad y los frenos trabajan a la perfección, sin fatigarse. ¿Tendrá Maserati preparada alguna versión así? Lo único seguro es que la base que tienen o soportaría sin miramientos. En curva me fue difícil encontrarle el límite. En parte porque el grip y el comportamiento de todo el sistema de suspensión es estupendo, y en parte porque no quería verme obligado a dar explicaciones si en la búsqueda de ese límite, lo superaba. La suspensión es neumática, y puede descender varios centímetros agazapándose en el suelo y bajando el centro de gravedad para un manejo más radical, mostrando un rolido casi nulo. Las veces que provoqué algunas pérdida de adherencia los controlores dinámicos y ayudas a la conducción intervinieron para ahorrarme disgustos y eso fue suficiente para entender por dónde va este SUV. Un deportivo puro escondido en la piel de un "todo camino" que en el 90% de los casos sus propietarios apenas transitarán por alguna calle sucia. No tengo duda que en el offroad no desentonaría, pero tampoco creo que sorprenda en relación a sus competidores directos como la Porsche Cayenne o la Range Rover Sport. Seguramente tiene aptitudes para superar caminos complicados, pero su hábitat natural son las carreteras asfaltadas. Si tienen numerosas curvas mejor. El Maserati Levante S Q4 es rápido, y alcanza con ver la ficha técnica para comprobarlo, pero a la hora de hablar de coches deportivos no es suficiente ofrecer buenos registros, sino que el fabricante debe esforzarse para que el auto transmita su carácter y reacciones para imprimir en nosotros esa sensación de deportividad. Y en efecto, pese a estar a los mandos de un SUV, el Maserati Levante S Q4 hace gala de un espíritu muy racing. Por supuesto que este desempeño y sensaciones tiene su precio: USD 260.000 en Argentina. Incluye exclusividad, clase, lujo, historia y todo lo que se supone que debe estar asociado a la marca del tridente.•

FOTOS: Andrés Canet / Ana Bouzas
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