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Richard Mille 19-02 Tourbillon Fleur


Richard Mille 19-02 Tourbillon Fleur

Varias centenas de años de creación han permitido forjar ante un amplio público la reputación de Suiza en el campo de la alta relojería, pero siguen siendo legión los que aún desconocen el arte — igualmente refinado y anclado en la tradición suiza— de la creación de objetos mecánicos que imitan la naturaleza hasta el punto de confundirse con la realidad.

La voluntad de conseguir captar la esencia de la vida a través de mecanismos surgió en paralelo a las empresas filosóficas que trataban de resolver los misterios del funcionamiento de la naturaleza.

De esta forma, para divertir y sorprender a las realezas europeas y mundiales, se crearon con metales preciosos y lacas cautivadoras miniaturas de animales, insectos y flores autómatas.

El nuevo RM 19-02 retoma las tradiciones relojeras para dotarlas de una vibrante expresión contemporánea, fiel a la visión de la relojería moderna de Richard Mille.

Para la creación de este modelo se eligió la magnolia por la singularidad de esta flor, surgida hace millones de años, antes incluso que las abejas. Su floración ilustra el ciclo eterno del nacimiento y de la regeneración, al tiempo que su apariencia delicada contrasta con su sólida estructura orgánica y su capacidad de adaptación a los entornos difíciles.

La flor de la magnolia, situada a las 7 horas, enlaza con sus 5 pétalos fabricados y pintados a mano el tourbillon volante. La magnolia, que funciona con el paso de los minutos o si se le solicita a través del pulsador situado a las 9 horas, se abre y se cierra siguiendo el ritmo constante de un delicado baile cinético.

Es necesario observarla muy de cerca para percibir el grado de refinamiento que alcanza la imitación de la naturaleza de Richard Mille. La flor, así como el tourbillon volante y sus «estambres engastados», no solo se abren totalmente, sino que además se elevan 1 mm, imitando exactamente el movimiento de eclosión de una flor para optimizar sus posibilidades de polinización.

Este complejo mecanismo, ensamblado en el corazón de un movimiento tourbillon de titanio grado 5, combina 5 palancas que rodean las caras disimuladas de los pétalos, así como un segundo sistema que emplea un largo piñón para levantar el tourbillon volante y sus estambres dentro de la circunferencia de la flor. Este mecanismo autómata capta la energía producida por un segundo barrilete dedicado exclusivamente al mismo.

La atención extrema que se ha prestado a estos detalles ilustra la filosofía inédita en todos los niveles del arte relojero de Richard Mille. La flor de la magnolia está sublimada por una placa-esfera de oro totalmente esculpida a mano por Olivier Vaucher, un grande del grabado. Para la realización del diseño y su transposición han sido necesarias numerosas horas de trabajo, que hacen de este jardín una perfección de oro y microlaca.

El RM 19-02 Tourbillon Fleur tiene una producción mundial limitada a 30 unidades.•

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